lunes, 13 de febrero de 2012

Método fenomenológico de la Casa Requena desde el método de Merleau-Ponty

Caminé por la Calle de Santa Veracruz, hasta que a lo lejos me encontré con la Casa Requena. Mi primera reacción fue un sollozo. Al haber visto imágenes del apogeo de la casa me doy cuenta de en que se ha convertido: una casa derrumbada, cubierta de maleza, enrejada con lámina, con sólo pocos restos de lo que fue la mansión. Miro hacia el rededor y me encuentro con el Hotel Hidalgo al costado derecho y con una vecindad al costado izquierdo. La calle, a una cuadra de la Alameda, da una vibra peligrosa, sólo los vagabundos deambulan por ahí.

Es difícil encontrar el mejor ángulo, pero al final, me doy cuenta de que lo mejor es lo que queda del interior. Me siento justo en frente de la casa y la observo, quitándome de la mente todos los prejuicios y conocimientos previos. Lo que aún se conserva de fachada tiene una ventana con un árbol, esto me hace imaginar que la casa –a pesar de su condición, aún tiene vida.

Vuelvo mi vista hacia la derecha, me encuentro con puertas por doquier. De estilos distintos pero con mosaicos azules y amarillos iguales, me dan una idea laberíntica, la cual, puerta con puerta me conduce a un espacio distinto, donde este árbol, esta vida, recorre los pasillos y puentes sin encontrar una salida. Por último observo un espacio que parece conducir a otro, esta cueva parece ser el final del laberinto, pues lleva hacia la nada.El árbol funge como una persona que custodia la casa, pero al mismo tiempo, recibe amablemente al visitante.

Al terminar de observarla por completo, me percató aún más en el espacio central de la casa, y la sensación de un laberinto se transforma hacia algo aún más emocionante. Ya no es el árbol el personaje principal de mi historia, sino soy yo. El espacio con sus puertas de estilo ojival, me trasladan en el tiempo y me siento en un castillo. La maleza, me hace sentir en medio del bosque, donde los escombros fungen como laderas en las que debo subir para aproximarme más a mi castillo medieval.
Mi visibilidad se torna limitada, por lo que decido ingresar al Hotel e intentar subir a la azotea y tener un ángulo distinto de la casa. Al estar arriba, sintiéndome en algún risco, vuelvo a observar mi castillo. La vista mejora mi percepción, por lo que ahora, lo que puedo incluir una fortaleza (la barda de la calle) un puente lleno de peligros y el castillo como destino final. Quiero saltar, explorarla, recorrer cada espacio, subir a las laderas (montañas de escombros), cruzar sus puentes, subir sus escaleras, asomarme por las ventanas, custodiar mi castillo y recibir amablemente al visitante. Ser la vida de este castillo.

La sensación poco a poco va terminando, y me doy cuenta de el estado de mi castillo, la casa, del abandono y el derrumbe. La recorrí, en mi imaginación, la sentí, la viví, la habité, pero ahora, me doy cuenta de que estoy en la azotea de un hotel de paso, observando los escombros, los muros caídos, los puentes oxidados, la basura acumulada en los cuartos, la maleza que ha invadido y perjudicado aún más la casa, pero imaginando una vida alterna a lo que alguna vez fue la Casa Requena.

*Se agradecen las atenciones recibidas por el Señor Daniel de el Hotel Hidalgo ubicado en Santa Veracruz no. 37.

Fotografías tomadas por Alejandra García Vélez en febrero 2012

3 comentarios:

  1. Excelente reportaje, yo también he investigado y realicé una publicación. Me alegraría charlar contigo. adiazb@live.com.mx Saludos

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  2. Y lleno de junkies y vagabundos que se meten como ratas en la noche y a primera hora de la mañana igualmente salen por cualquier rendija,así que ese recuerdo de romanticismo de " Casa Requena" no queda nada ni tiene que ver con la realidad de hoy mismo.
    No basta con verla por fuera y recorrerla con una mirada desde la azotea de un hotel por un par de horas. La realidad es otra y quienes viven a su alrededor lo saben son cenizas del pasado un recuerdo expirado. Esa es la mera verdad fría y cruel dolonun basurero,un refugio de ratas, indigentes y drogadictos.
    No una redacción melancólica de Casa Requena porque mejor no hablar de su esplendor de la época a limitarse con palabras que no ilustran.

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  3. Hola que conmovedora historia me hizo llorar yo soy un ciudadano nacido en sucre sucre en Colombia y hago parte de esa genealogía porque llevo ése apellido mi nombre es Domingo Manuel Requena Ortega y me gustaría conocer mi lugar donde proviene mi apellido y también para obtener la ciudadanía del origen de mi apellido español

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