domingo, 26 de febrero de 2012

La Calle de Santa Veracruz en la actualidad

 Mapa de los alrededores de la Casa Requena en la actualidad


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 Ubicación actual de la Casa Requena

Detalle de ubicación la Casa Requena: Santa Veracruz no. 43

Ubicación de la Casa Requena en la actualidad (Calle de Santa Veracruz no. 43). En el mapa también se pueden observar sus alrededores, como la Alameda, y el Paseo de la Reforma. Asimismo, se advierten los cambios: el Museo Franz Mayer, Palacio de Bellas Artes, Metro Bellas Artes, la Cámara de Senadores, el Museo de Economía, el Palacio Postal, etc.
Cuando la Casa Requena tuvo su apogeo, a finales del siglo XIX e inicios del XX, la Ciudad de México estaba cambiando. Hubo una inmigración campesina que buscó trabajo en la ciudad, de esta manera la ciudad se fue agrandando. Al mismo tiempo los sectores acaudalados se trasladaron a nuevas colonias, mientras que estos recién llegados fueron habitando las viejas casonas coloniales que las familias ricas fueron dejando en abandono. Fue así como éstas se fueron haciendo vecindades, albergando a una gran cantidad de familias de bajos recursos en pequeños cuartos. Por ende, lo que alguna vez fue el centro de la ciudad como sede de los palacios, pasó a ser, en sus alrededores sede de vecindades  Esto puede notarse actualmente si uno sale de las zonas turísticas del centro, donde se ubican colonias que no tienen las condiciones del centro turístico de la ciudad. En este caso tenemos a la Casa Requena, que ubicada en la calle de Santa Veracruz, continuación de Donceles (donde se ubica el elegante Teatro de la Ciudad y la Cámara de Senadores) justo cruzando Eje Central; fue por un tiempo vecindad. Al mismo tiempo, la Casa Requena,  colinda hacia el oriente con una vecindad, mientras que del lado poniente con un hotel de paso.    

La Calle de Santa Veracruz y sus alrededores en el año de 1899


Ciudad de México en el año de 1899


Detalles de la Ciudad de México en 1899. En la imagen se señala la ubicación de la Casa Requena.

Vista de la ubicación de la Casa Requena (Calle de Santa Veracruz no. 43) para el año de 1899, durante el periodo de su apogeo. En el mapa también se pueden observar sus alrededores, como la Alameda, el Paseo de la Reforma, Teatro Nacional y el Palacio de Minería, entre otros. La Casa Requena se ubicó detrás de la Plaza Morelos, donde se ubica la Iglesia de la Santa Veracruz, -la que le da nombre a la calle. Esta plaza aún existe pero ahora alberga también al museo Franz Mayer.
Durante el Porfiriato se fueron construyendo nuevas colonias a las afueras de la ciudad, como la Colonia Roma, la Condesa o la Santa María la Ribera. Muchas familias acaudaladas se trasladaron a estos nuevos fraccionamientos, sin embargo, algunas otras se quedaron en la cuadrícula central de la ciudad, en aquellas viejas mansiones coloniales, como la Casa Requena. La Casa, tenía grandes espacios, por lo que abría la posibilidad de albergar a una gran familia; de esta manera, el Lic. Requena, en vez de invertir en una nueva casa en las afueras de la ciudad, decidió remodelar a la "Santa" (como le llamaba la familia a la Casa) al estilo más moderno de la época y de su preferencia. A pesar de que la casa no fuera nueva, y la fachada fuera sencilla, por dentro si mostraba el lujo pertinente para una familia de ese nivel social. La Casa Requena entonces fue un hermoso ejemplo de como se aplicó el Art Nouveau en México. 

Referencia: Ramón de S.N. Araluce (ed.) "Plano de la Ciudad de México formado expresamente para la Guía General Descriptiva de la República Mexicana", 1899.

lunes, 13 de febrero de 2012

Método fenomenológico de la Casa Requena desde el método de Merleau-Ponty

Caminé por la Calle de Santa Veracruz, hasta que a lo lejos me encontré con la Casa Requena. Mi primera reacción fue un sollozo. Al haber visto imágenes del apogeo de la casa me doy cuenta de en que se ha convertido: una casa derrumbada, cubierta de maleza, enrejada con lámina, con sólo pocos restos de lo que fue la mansión. Miro hacia el rededor y me encuentro con el Hotel Hidalgo al costado derecho y con una vecindad al costado izquierdo. La calle, a una cuadra de la Alameda, da una vibra peligrosa, sólo los vagabundos deambulan por ahí.

Es difícil encontrar el mejor ángulo, pero al final, me doy cuenta de que lo mejor es lo que queda del interior. Me siento justo en frente de la casa y la observo, quitándome de la mente todos los prejuicios y conocimientos previos. Lo que aún se conserva de fachada tiene una ventana con un árbol, esto me hace imaginar que la casa –a pesar de su condición, aún tiene vida.

Vuelvo mi vista hacia la derecha, me encuentro con puertas por doquier. De estilos distintos pero con mosaicos azules y amarillos iguales, me dan una idea laberíntica, la cual, puerta con puerta me conduce a un espacio distinto, donde este árbol, esta vida, recorre los pasillos y puentes sin encontrar una salida. Por último observo un espacio que parece conducir a otro, esta cueva parece ser el final del laberinto, pues lleva hacia la nada.El árbol funge como una persona que custodia la casa, pero al mismo tiempo, recibe amablemente al visitante.

Al terminar de observarla por completo, me percató aún más en el espacio central de la casa, y la sensación de un laberinto se transforma hacia algo aún más emocionante. Ya no es el árbol el personaje principal de mi historia, sino soy yo. El espacio con sus puertas de estilo ojival, me trasladan en el tiempo y me siento en un castillo. La maleza, me hace sentir en medio del bosque, donde los escombros fungen como laderas en las que debo subir para aproximarme más a mi castillo medieval.
Mi visibilidad se torna limitada, por lo que decido ingresar al Hotel e intentar subir a la azotea y tener un ángulo distinto de la casa. Al estar arriba, sintiéndome en algún risco, vuelvo a observar mi castillo. La vista mejora mi percepción, por lo que ahora, lo que puedo incluir una fortaleza (la barda de la calle) un puente lleno de peligros y el castillo como destino final. Quiero saltar, explorarla, recorrer cada espacio, subir a las laderas (montañas de escombros), cruzar sus puentes, subir sus escaleras, asomarme por las ventanas, custodiar mi castillo y recibir amablemente al visitante. Ser la vida de este castillo.

La sensación poco a poco va terminando, y me doy cuenta de el estado de mi castillo, la casa, del abandono y el derrumbe. La recorrí, en mi imaginación, la sentí, la viví, la habité, pero ahora, me doy cuenta de que estoy en la azotea de un hotel de paso, observando los escombros, los muros caídos, los puentes oxidados, la basura acumulada en los cuartos, la maleza que ha invadido y perjudicado aún más la casa, pero imaginando una vida alterna a lo que alguna vez fue la Casa Requena.

*Se agradecen las atenciones recibidas por el Señor Daniel de el Hotel Hidalgo ubicado en Santa Veracruz no. 37.

Fotografías tomadas por Alejandra García Vélez en febrero 2012

domingo, 5 de febrero de 2012

Justificación


Parte superior del patio central de la Casa Requena


En la calle Santa Veracruz no. 43, en el Centro histórico, se ubica lo que alguna vez fue una de las más suntuosas casas de la ciudad: la Casa Requena. La Casa Requena fue construida durante el siglo XVII, pero la época de su mayor esplendor fue durante el Porfiriato, cuando fue habitada por el Lic. José Luis Requena. El dueño de la casa le encargó al reconocido pintor catalán Ramón P. Cantó y al maestro Pomposo, ebanista, el diseño de la mansión. La casa, entonces, fue rediseñada al estilo Art Noveau, donde cada espacio adquirió rasgos particulares, con nombres propios, que hacían alusión a los muebles y decoraciones, como “El cuarto del pavo real” o el “cuarto de la Caperuza”, esta última recamara, diseñada para Luz, la hija menor del Lic. Requena, fue inspirada en el cuento de la Caperucita Roja.
La casa fue habitada y cuidada por la familia Requena hasta 1967, cuando fallece la hija del Lic. Requena, Guadalupe Requena Fossas. Ese mismo año, el INAH ofrece a la familia mantener la casa en su estado original, pero al paso de los años cayó en el olvido. La casa quedó abandonada y tras lluvias, vandalismo, temblores y su débil infraestructura –la cual ya preocupaba en el siglo XVIII, hicieron que la casona se fuera derrumbando poco a poco. En octubre de 2005 la casa cayó en pedazos, terminado como refugio de indigentes.
La Casa Requena fue elegida porque es un sitio que cuenta con historia, al remontarse al siglo XVII y aún “mantenerse” en pie, cuenta con una localización geográfica, ubicable en un mapa, y aún se puede visitar, para tener una experiencia cercana con el inmueble. Me parece que la casa cuenta con distintos elementos a analizar, reflexionar y conocer, por ejemplo, la historia de la casa, el estilo de las casonas en la época colonial, el art noveau, el destino de las casas abandonadas, el papel del INAH ante edificios históricos, etc. De esta manera, la Casa Requena, será el objeto de estudio en el presente blog.


Sala Principal de la Casa Requena